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Yasmani Acosta confesó que estuvo a punto de no ir a los Juegos Olímpicos: “Por varios meses me quise rendir cuando entrenaba en Cuba. Casi no podía caminar”

En conversación con Rodrigo Sepúlveda en Alerta en Romántica, Yasmani Acosta desclasificó las duras experiencias que tuvo que vivir antes de lograr la histórica medalla de plata que consiguió en París 2024.

El 8 de agosto pasado, Yasmani Acosta, luchador grecorromano chileno-cubano, inscribió su nombre en la historia deportiva de nuestro país, tras conseguir la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de París 2024, luego de caer frente a Mijaín López Núñez, su mentor, amigo y además, cinco veces campeón olímpico.

Para Acosta no fue un camino fácil el que recorrió hasta obtener la presea plateada. Comenzó a los 10 años a luchar en su natal Cuba, donde ganó múltiples medallas en competencias sudamericanas como el Campeonato Panamericano y el Cerro Pelado Internacional.

En 2015 le tocó competir en los Campeonatos Panamericanos 2015 en Santiago, Chile. Fue ahí donde tomó la decisión de no volver a Cuba, y representar a Chile. Trabajó como guardia de seguridad durante dos años sin ningún entrenamiento, mientras trataba de tener permiso de residencia en Chile. En 2017, comenzó a competir internacionalmente nuevamente.

Además de esto, reveló que: “El mayor problema que tengo es que no tengo con quién competir acá en Chile. Este año me preparé mejor y eso me trajo resultados, pero hay veces que tengo muchos parones de entrenamiento. Idealmente si me sacaran del país a entrenar y competir, sería mucho más fácil. Llevo tiempo planteando esta situación, pero es difícil. Mis rivales entrenan mucho más. El trabajo que hacen ellos en diez meses, yo tuve que hacerlo en cinco”.

Asimismo, el medallista olímpico confesó algo inédito: estuvo a punto de no ir a los Juegos Olímpicos. “En esta preparación de Juegos Olímpicos, llegué a Cuba y los entrenamientos eran demasiado duros, porque venía con muy poca preparación. Al tercer o cuarto entrenamiento me quería rendir. Terminaba con mucho dolor en el cuerpo. Todos los días era igual. Por varios meses me quise rendir cuando entrenaba en Cuba. Casi no podía caminar a veces cuando me despertaba. Me levantaba con dolores”.

“Un amigo me llamó desde Chile para acompañarme en ese momento y todo lo que él me decía me hacía sentido. Terminé de hablar con él y me puse a llorar. En un momento dije: Aquí yo paro. Yo estaba clasificado a los Juegos Olímpicos y estaba a punto de no ir por querer rendirme. Estaba muy mal y me sentía superado. Le decía a mi técnico que ya no podía más”, expresó.