A los seis años, mientras Katya Echazarreta esperaba el bus que la llevaría al colegio le hizo una pregunta clave a su mamá. Miró al cielo y le preguntó cuál era la carrera más difícil que una persona podía tener.
La respuesta de su mamá fue “eso depende, pero para ti, yo creo que ser astronauta” y la respuesta de Kat fue un seguro “ok, eso es lo que voy a ser”.
Años más tarde, eso sería no sólo un anhelo de una niña, fue una realidad. Porque con sólo 26 años, se transformó en la primera mexicana en viajar al espacio a bordo del Blue Origin.
Pero el camino para llegar ahí no sería nada fácil
A los 7 años migró desde su natal México para instalarse en Estados Unidos, primero, en la frontera entre Tijuana y San Diego, ciudad en la que finalmente se establecieron.
Tras eso, luchó contra las adversidades del idioma, las que no fueron capaces de abatirla, graduándose con honores del colegio. Después, fue directo por concretar su proyecto. Empezó a estudiar Ingeniería Eléctrica en UCLA, eso en medio de una situación familia compleja.
Sus padres se habían separado recién y ella era el gran sustento de su núcleo, trabajando y estudiando a la vez. Eso tampoco fue suficiente, porque el finalizar sus estudios, pasó cuatro años trabajando en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA y ha participado en cinco distintas misiones espaciales.
Finalmente, hace unos días atrás, se transformó en la tripulante que ocupó el asiente número 5 de una nueva misión del Blue Origin. Un espacio con el que ella pudo dar mayor representatividad a la comunidad latina, pero sobre todo a las mujeres.
“Yo veía a mis alrededores y no veía a muchas personas como yo: latinas, mujeres, pero yo sabía que no era la única, que había otras personas, niñas y jóvenes que tenían estos sueños y estas metas” y tras eso agregó: “Yo empecé a publicar porque yo quería ayudar, que ellas sintieran que tienen una hermana mayor que ya está aquí y que quiere que ellas o ellos vengan con ella”.
Una mujer que sin duda inspira y seguirá inspirando a muchas más.