¿Crees que la pandemia aumentó la brecha económica y emocional entre hombres y mujeres?. En el mundo hay diversos estudios que lo demuestran. De hecho, en Europa hace un par de meses se publicaron los resultados de un análisis al respecto. Entre sus conclusiones estaba que un 20% de las mujeres aseguraban que la pandemia las había hecho más dependientes económicamente.
¿Podría eso repetirse en Chile?. El último estudio de la Cámara de Comercio de Santiago muestra que sí. A nivel general, el sondeo revela que las mujeres son las más afectadas en los emocional, laboral y económico.
Por ejemplo, el nivel de felicidad alcanzó un 62% en hombres y un 54% en mujeres. El 52% de las participantes aseguró sentirse estresadas, versus el 39% de los hombres.
Los niveles de tristeza llegan al 37% en mujeres y 13% en hombres y la sensación de incertidumbre es de un 50% en mujeres y 38% en hombres.
Un recuperación lenta
Con la pérdida del más de un millón de trabajos en pandemia, un 20% de las mujeres se vieron obligadas a salir del mercado laboral y aunque hubo una recuperación, las mujeres siguen estando en desventaja.
La misma encuesta lo ratifica señalando que un 40% de las mujeres está fuera del mercado laboral, versus un 24% que habrían asegurado los hombres.
Entre las consecuencias de todo esto, está que un 47% de las mujeres aseguró que aumentó su nivel de endeudamiento con la pandemia; 11 puntos más arriba que los hombres que participaron de la encuesta.
Respecto a los compromisos financieros, un 60% de las mujeres afirmó que tuvo que dejar de pagar alguno y en el caso de los hombres, fue de un 50%. Un 20% de ellas agotó sus ahorros durante la pandemia, frente al 7% de los hombres.
Para la presidenta de la Cámara de Comercio de Santiago, María Teresa Vial, la explicación podría estar en varios problemas estructurales de nuestra sociedad.
“Son varios los factores estructurales que lamentablemente se agravan en escenarios de crisis, los que parecen explicar estos alarmantes resultados. Entre ellos, por ejemplo, las brechas de género ocupacional, salarial y de oportunidades que aún subsisten en nuestra sociedad, así como las rigideces que impiden conciliar el mundo laboral con el familiar y la falta de flexibilidad del mercado del trabajo, entre otros”, aseguró a La Tercera.
Eso también lo confirma el estudio. Entre los factores que detalla están la inequidad de género en los cuidados familiares y del hogar; más barreras a la realización personal y más conciencia respecto a las desigualdades. Por eso es que también hay un mayor sentimiento de frustración entre las mujeres.