La niñez estamos es el momento de la vida en que perfeccionamos habilidades, pero en la adolescencia, también vivimos una etapa crucial. Además de las modificaciones de nuestro cuerpo, empieza a aparecer una nueva característica muy propia de los jóvenes: el sarcasmo.
Cuando una persona es sarcástica, se refiere a que utiliza distintas frases para burlarse o manifestar desagrado de forma indirecta.
Tal como señaló el escritor Oscar Wilde, “el sarcasmo es la forma más baja de ingenio”; pero también es la forma más alta de inteligencia”.
De acuerdo con los dichos del novelista, algunos psicólogos y científicos descubrieron que el sarcasmo requiere que el cerebro supere ciertas dificultades para interpretar las situaciones de una forma correcta. Pero aún así, el saber manejarlo y emplearlo, es una señal de madurez en el desarrollo de los niños.
“Puede ser bastante desafiante”, dice Penny Pexman, psicolingüista de la Universidad de Calgary en Canadá.
Al mismo tiempo, el sarcasmo permite suavizar nuestras frases impulsivas y evitar que dañen a las personas que integran nuestro círculo cercano. Además ayuda a desarrollar más nuestra creatividad y ventilar emociones negativas cuando estamos depresivos.
¿Qué opinan los expertos?
Ruth Filik, psicóloga de la Universidad de Nottingham en Reino Unido, descubrió que el sarcasmo desencadenó una mayor actividad en las redes semánticas involucradas en el procesamiento general del lenguaje y en las regiones cerebrales involucradas en el humor.
“Es más desafiante averiguar cuáles eran las creencias de la otra persona, por qué dijeron eso y si están tratando de ser malos o divertidos“, señala Filik.
Trabajar el sarcasmo puede tener algunos beneficios sorprendentes. Un trabajo en conjunto con las universidades de Harvard y Columbia, Li Huang de la escuela de negocios de Insead en Fontainebleau, comentó que expresar, recibir o recordar comentarios sarcásticos puede ayudar a catalizar el pensamiento creativo.
Como forma de humor, el sarcasmo también puede ayudarnos a lidiar con la frustración o el estrés.
“Puede ser una forma de desahogarse”, dice Kathrin Rothermich de la Universidad de Carolina del Este en Greenville, Estados Unidos.