La carne es uno de los platos más populares en las mesas de los chilenos, especialmente durante reuniones familiares y celebraciones. Desde un jugoso bistec de res hasta un suculento trozo de cordero, la variedad de cortes y preparaciones hacen de este alimento un plato sumamente versátil. Sin embargo, uno de los mayores retos al momento de disfrutarla es encontrar la bebida adecuada que complemente su sabor.
Los vinos tienen la capacidad de mejorar o incluso transformar la percepción de un plato. Elegir el vino correcto para cada tipo de alimento puede parecer complicado al principio, pero con algunos consejos sencillos se pueden lograr maridajes perfectos. La regla básica es encontrar un balance, de manera que ni el uno ni el otro opaquen su sabor, sino que se complementen.
¿Qué tipo de vino va mejor con cada carne?
Al momento de elegir los vinos, es importante considerar tanto el tipo de carne como su preparación. En términos generales, los tintos son los más recomendados para acompañar carnes rojas, mientras que los vinos blancos pueden ser una excelente opción para alternativas más ligeras, como el pollo o el cerdo.
Para cortes de vacuno como el filete, el lomo o el costillar, lo ideal es optar por un vino tinto con cuerpo, como un Cabernet Sauvignon, un Malbec o un Syrah. Estos poseen taninos que equilibran la grasa y resaltan sus sabores intensos. En particular, el Cabernet Sauvignon, con su estructura robusta y su sabor afrutado, es un maridaje clásico para carnes a la parrilla o a la brasa.
En el caso del cordero, uno de los cortes más sabrosos y populares, se recomienda un vino tinto con un perfil más suave, como un Pinot Noir o un Tempranillo. Estos tienen taninos más suaves y notas terrosas que combinan perfectamente con la suavidad y el sabor ligeramente dulce del cordero.
Carne blanca y vinos: una combinación igualmente deliciosa
Cuando se trata de variantes como el pollo o el cerdo, el maridaje de vinos puede ser más flexible. Para platos de pollo a la parrilla o al horno, los blancos secos, como un Chardonnay o un Sauvignon Blanc, son una excelente opción.
Estos tienen la acidez necesaria para equilibrar la grasa del pollo y resaltar los sabores sin opacarlos. El Chardonnay, en particular, con su cuerpo cremoso y sus notas de frutas tropicales, es un maridaje ideal para pollo al horno o platos más sabrosos como el pollo con salsa.
Por otro lado, para una carne de cerdo, especialmente si se prepara con salsas agridulces o especiadas, un vino rosado o un tinto suave, como un Pinot Noir, también puede funcionar perfectamente. El toque afrutado de estos vinos complementará los sabores de la carne sin sobrecargar el paladar.
El vino y los cortes más exóticos
Si estás buscando algo diferente, los cortes exóticos como el pato o el venado, requieren maridajes más específicos. El pato, con su sabor rico y algo graso, puede ser acompañado por un vino tinto de cuerpo medio, como un Merlot. Estos vinos tienen suficiente complejidad para complementar el sabor robusto del pato, pero sin arrebatarle protagonismo.
Combinar correctamente carne y vinos no es una tarea tan difícil como parece, solo requiere un poco de conocimiento y experimentación. Con los maridajes adecuados, no solo disfrutarás de un delicioso plato, sino que también aprovecharás al máximo las características de cada trago, creando una armonía perfecta. ¡A disfrutar de una buena comida, buena compañía y, por supuesto, un buen vino!